Faltaban lentos minutos para que el sol se ocultase aquella tarde para volver a amanecer al otro día. Sin embargo daba la sensación de que nunca más habría luz en nuestras vidas. Todo era nefasto. Sumidos en un fuerte abrazo, cada uno encontró refugio en los brazos del otro. Un abrazo cálido y dulce pero lleno de angustia y desesperación. Ya no había nada que decir y nada que hacer; simplemente reunir fuerzas para seguir cada uno por su lado. Eso no fue lo que nos prometimos. A pesar de que nunca se volcó en palabras, nos juramos compañía por el resto de nuestras vidas. No estabamos preparados ni para estar juntos ni para estar separados. El desamparo era reinante. No sabíamos que sería de cada uno de nosotros. La incertidumbre del terror. Me sentía sofocada. No podía respirar. Mi garganta estaba cerrada.
Las lágrimas humedecían su mirada melancólica. Su rostro frustrado me despellejaba el pecho. La angustia no le dejo decir palabra. Pero cualquier cosa que dijese era superflua, pues su cuerpo expresaba todos sus sentimientos. La Impotencia nos colonizó. El me necesitaba, estaba desamparado y yo, simplemente, no podía hacer nada; ya no tenía energía. Y el se sentía igual de inútil.
Si cualquiera hubiese visto a este hombre y a esta mujer mirarse no habría tardado en notar el fuego de cariño en sus ojos. Estaban tan juntos, cuerpo contra cuerpo,y sin embargo entre ellos había ríos, montañas, valles, desiertos, ciudades. Era una despedida punzante. Como dije, este no era el plan pero era lo único posible: estar separados con la esperanza de reencontrarse en algún momento más propicio.
Invasor era el aire egoísta pues nada era peor que lo que se estaba dando en ese momento en ese lugar. ¡Qué injusto era! Si injusto era que aquel hombre y aquella mujer debiesen separarse ¿Cómo es posible esto? Cualquier respuesta resulta no convincente e incluso estúpida.
Una burbuja gigante los envolvió. En ella lloraron desconsoladamente. Era su lugar y nada ni nadie podría molestarlos. Dejaron de pensar unos segundos. Aquel que creía que pensar en nada era imposible se equivocó inmensamente. El aire se estaba agotando.
Entonces ambos recordaron, en simultáneo, que se había terminado. La burbuja explotó. Se besaron suavemente. De repente ambos cuerpos comenzaron a desvanecerse. Se miraron a los ojos hasta que desaparecieron por completo.
Nadie notó que en plena avenida de la ciudad porteña dos cuerpos se deshicieron en moléculas de angustia y simplemente pasaron a formar parte del viento que aquella tarde soplaba tan tristemente…
…moléculas, solo eso, pequeños pedazos que alguna vez formaron una ilusión, una esperanza, una seguridad en este mundo de relatividades, sobre la cual sostener sus dos vidas por igual, la promesa de un futuro hecho con lo mejor de los sueños de los dos, la alegría de saber por fin cual era el sentido de sus vidas, y saber q ue ese era vivir para mantener vivo al otro.
Pero sin embargo no alcanzo, la canción mentía y el amor no fue mas fuerte, y la concreta pared de su ilusión sobre la que sostendrían sus vidas se debilito, tambaleo, quizás con la tormenta de sus lagrimas, con el embate de sus suspiros, la avalancha de sus frustraciones, o la aridez de la desolación en la que cayó víctima.
Y así esa pared decidió ser destruída por sus arquitectos, desmantelada por no ser el tiempo ni el lugar propicio para su construcción, por no seguir ingenuamente y verla caerse con mas fuerza mas adelante, y consecuentemente con más dolor y lástima que nunca.
Y así el libro de sus vidas se quemo sin haber sido escrito aún más que sólo la dedicatoria y la introducción;y sus cenizas volaron por la ciudad porteña aquel atardecer sin sentido de ser ni de ir, quien sabe, quizás su destino sea ser pequeñas semillas de amor y alegría, como un polen que sembrara la ilusión en otras personas, o no… quizás parte de ellas volaran hasta la costa dond el rocío de las olas las mantenga vivas pero la arena del suelo no las deje crecer, como una representación de lo que fueron y no fueron al mismo tiempo, o tal vez vuelen eternamente decididas a no posarse nunca más en la tierra por miedo a generar esa peligrosa ilusión nuevamente sobre ella, y así recorrerán eternamente el mundo, cabalgando en el viento sus sueños compartidos alguna vez en alguna época, y así las montañas verán las caras y nombres de sus hijos que nunca nacerán en las nubes, los lagos refrescaran las risas y los llantos que nunca llegaron a dejar escapar, los animales miraran tristes las estrellas al inhalar y exhalar sus historias del viento, la tierra lamentará la tumba que nunca ocuparan juntos en ella, y el tiempo lamentará de nuevo ser un juguete del hombre.
¡Y pensar q uno vive una sola vida, pero a la vez atraviesa tantas q no fueron!, el universo es tan incierto, quien sabe quizás el mismo viento algún día a esas moléculas viajeras vuelva a juntar, y por arte de magia las sople nuevamente dentro de sus ventanas y de sus vidas, y para sorpresa de las montañas, los lagos, los animales, la tierra y de ellos mismo, la pared pueda ser terminada y el libro de sus vidas completado.
Me tocaste el alma...
ResponderEliminarLágrimas en los ojos y un nudo en la garganta :'(